Al ruedo, en otro escenario
Después de unos meses de silencio, aquí voy de nuevo al ruedo, desde otro escenario. Durante este tiempo ha habido cambios importantes en mi vida. He dejado Traslasierra, dado por concluida la experiencia de mediación TICs que estuve haciendo con los CICE y vuelto a radicarme en Rosario. He traído conmigo básicamente las mismas preocupaciones.
Educar es una de las tres profesiones imposibles, decía Freud en 1925 (las otras son curar y gobernar). Lo común a ellas es que se puede dar anticipadamente por cierta la insuficiencia del resultado.
¿Qué significa hoy educar? Ademá de que sigue siendo certera aquella observación de Freud, educar no es lo mismo hoy que en 1925. No lo es la práctica en el aula ni lo es como dispositivo social. No lo es como valor en términos de producción subjetiva social (recuerdo aquellos dichos de una madre cordobesa: Ya que no le da la cabeza, que estudie para maestra), ni como postulado de soberanía.
Los modelos del capitalismo globalizado nos quieren hacer creer que que es posible reemplazar las faltas, las oquedades, con objetos y esto, que es imposible (por las mismas razones que enunciaba Freud) como estrategia de vida en general, lo es mucho más para la educación. No puede aprender nada aquel que no sabe para qué habrá de servirle lo que se le dice que debe aprender. La oquedad instalada en el sitio del sentido representa una herida mortal para la creatividad. Si no hay sentido, tampoco hay espacio para que la conciencia descubra lo uno necesario y el amor se despliegue como lo único posible (Frankl, 1948). La vida se desgrana a tientas, como mera existencia.
Los sueños no son cosas que uno persigue, sino aquello que tira de nosotros y nos permite seguir aun en tiempos de dificultades extremas, decía Víktor Frankl. ¿Educar hoy será también ayudar a encontrar sueños y a sostenerlos? ¿Tendrá que ver con dejar de enunciar y empezar a pensar en implementar?
La experiencia en Traslasierra muestra que lo más revulsivo que plantean las TICs aplicadas a la educación no son las dificultades que deben enfrentar docentes, directivos y funcionarios o la subversión de muchos roles tradicionales que instala, no. Lo más indigerible para el sistema es que ponen crudamente al descubierto el nivel de vaciamiento que tiene la educación que practicamos. Porque no hay políticas (imposible que las haya); porque no puede haber cambio verdadero desde un estado desfondado.
A fines del año pasado, con un grupo de colegas de diferentes lugares, con quienes compartimos el programa Una visita al parque de las TICs, intentábamos asomarnos al tema de la calidad en la mirada educativa. Allí empecé a plantear la cuestión de la planificación como enseñanza de guionado, casi reclamando la necesidad de meterse más a fondo en el diseño de la actividad específica. Seguramente este año volveré a escribir algo sobre el tema. Me preocupa la cantidad de docentes que llenan plantillas de proyectos con declaraciones tales como: hacer actividades movilizadoras o plantear temas que disparen preguntas… haciendo foco en la enunciación y sin definir (¿pensar?) ¿cuáles actividades movilizadoras, para qué alumnos, en qué contexto?
En suma, un tema difícil, incómodo y urticante, pero con el que tendremos que meternos alguna vez. Iremos pensando. Bienvenido 2008.
Gabriela:
Gracias por tu comentario. Fijate si habrá tela para cortar. El sistema educativo no tiene fallas, está colapsado. Esta semana ha estado plagada de debates estériles entre los dichos del nuevo ministro de CyT y la comunidad científica, enfrascada en discusiones de laboratorio y pasándose por alto la cuestión principal ¿Cuál queremos que sea el punto de contacto entre ciencia y soberanía y entre educación y soberanía?
Algunos docentes estamos descubriendo cómo es esto de aprender con nuestro PLN (Personal Learning Network). Después de nuestra fascinación sólo por descubrir esta posibilidad, descubrimos que
1- recibimos un estímulo permanente
2- tenemos una responsabilidad, ya que nosotros formamos parte del PLN de otros
3- como somos docentes, queremos transmitir esta experiencia a nuestros alumnos.
Es en este último punto donde se hacen evidentes todas las fallas del sistema educativo, ¿es la escuela parte del PLN de los alumnos? No hace falta preguntarles, ya sabemos la respuesta. Creo, tal como dice David Truss en este comentario (en inglés) que la escuela no puede crear el PLN de los alumnos, pero sí crear un PLE (Personal Learning Environment) que les permita a los alumnos generar conocimientos que encajen en su PLN.
Si no lo logramos, el primario seguirá siendo una obligación, el secundario un trámite y la universidad sólo la habilitación para ejercer una profesión. Los alumnos tendrán que seguir aprendiendo fuera de la escuela cómo sobrevivir al siglo 21. Y nosotros, los docentes, seguiremos reclamando por un mejor salario por nuestro cada vez más desdibujado rol en el aula.
Sí, bienvenido 2008.