Castells y la levedad del Ser
No están en duda sus kilates como pensador, ni sus teorías, ni sus aportes. Pero vale la pena detenerse en el detalle, aclarando que no es la mordacidad lo que me mueve, sino la idea de contribuir a la construcción de un pensamiento independiente. Sobre todo en estos tiempos en que muchas veces uno se desliza demasiado fácilmente hacia las certezas que se diseñan en las altas usinas del poder y se echan a rodar cuesta abajo como si se tratara de cosas corrientes y naturales.
Todo está armado para que cada quien ande por la vida cuidándose del Gran Otro que le toca. Yo aprendí a desconfiar, o por lo menos a no creer a pie juntillas, cuando al caballero que habla en favor de algo, se le nota la etiqueta del auspiciante.
En algunos pasajes de su discurso pareciera haber en Castells cierta cerrada predisposición a defender la conectividad de banda ancha como recurso salvador contra la crisis escolar (algo que Negroponte suele hacer con lo que quiere vender, como aquel famoso discurso en la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información en 2005, diciendo que OLPC era un proyecto educativo).
¿Tendrá necesidad don Manuel de tener un banner de Telefónica en su página de la UOC, donde se reseña su producción científica? ¿Cierta distancia en estos temas no sería más que saludable? ¿O esto formará parte de las condiciones que le imponen?
En La insoportable levedad del ser, Milan Kundera discurre bellamente acerca de una de las contradicciones más difíciles y llenas de equívocos con que debemos enfrentarnos los seres dotados de lenguaje: la oposición entre el peso y la levedad, o para ponerlo en contexto: entre el producto del pensamiento científico y la farandulización de la persona que lo produce. Entre lo substancioso y lo banal.
¿No resulta indispensable guardar cierto recato en estas cuestiones? ¿O es que todo se puede sponsorizar, posicionar o marketinear, creyendo que nunca se afectará la credibilidad?
Francamente no me imagino a Sartre o a Lacan o a Alfons Cornella, por nombrar solamente a algunos intelectuales con producciones descollantes, parados en ese lugar…
¿Importa realmente para respaldar el resultado de sus investigaciones, saber cómo mide Castells en el SSCI (el Social Science Citation Index es un ranking relativo a un grupo de los académicos más reconocidos del mundo en ciencias sociales)?
¿Será más creíble lo que afirma don Manuel, si se sube a YouTube un video (burdamente?) promocional de él en su casa trabajando?
¿O si se lo muestra haciendo aerobic por Barcelona?
mmm…
Luis!!! Felicitaciones y gracias por tus refrescantes articulos, en medio de esta barahúnda de comercialización del todo. Ya sea de lo banal o lo profundo.
Tristemente varios de nuestros mejores pensadores ahora también caen en las ofertas de las grandes empresas privadas. Tocándoles en cada caso sus más sensibles fibras, ya sean económicas o de imagen y vanidad.
Ojalá estos espacios de opinión les hagan reflexionar sobre su trascendental rol en nuestra sociedad y los deberes que ello conlleva.
Por cierto un matiz. Es muy exagerado comparar a Sartre y Lacan como pensadores, con Alfons Cornella, cada cosa en su lugar, Hombre!! No nos sobreexitemos.
Alfons hace una valiosísima labor de periodismo de opinión y difusión del trabajo de investigadores, emprendedores e innovadores. De ahí a tener el calado de la producción de Sartre o del mismo Castells hay años luz. Por el momento… mañana no se sabe. Pero por ahora cada cosa en su lugar.
Hola Sil!:
Cuánta verdad!. No hay comida sin comensales ni discurso sin audiencia. Esto parece ser lo propio de hoy. ¿No tenés (no tienen) la sensación de que vivimos una época donde la comida light y los discursos fáciles para digerir están sobrevaluados? Flores de Bach, Reiki, manejadores de energía positiva, medicinas alternativas, cierta manera de escribir las noticias, o prometer obras, estilos de relaciones adornados con palabras grandes, pero básicamente superficiales, evaluaciones que no miden nada, alimentos llenos de significantes, pero sin gusto… Pareciera que pensar, reflexionar, construir, definitivamente no lustra la chapa.
Un abrazo!
Hola Luis:
Qué alegría leerte!… y qué tema para tirar de él. Coincido en casi todo lo que decís. Solamente haría la salvedad de no dejar establecida esa situación (generalizada) como norma. Creo que no siempre es así. Muchos de ellos también aprenden cómo defenderse de esa maquinaria que devora y tritura candideces declamadas. El error sería pensar que al final todos sucumben y gana la maquinaria perversa (una suerte de Abarca y Aprieta como en la película aquella de Mel Brooks). Me parece no solamente que muchos aprenden cómo flotar (el ejemplo del promotor del baile en el caño, que traés) y van mutando el rictus de la candidez hacia una caricatura, y muchos de nosotros, vos lo decís, también vamos aprendiendo cómo trabajar en la trama, como decía Foucault.
Es cuestión de seguir pensando y tejiendo. Las nuevas herramientas facilitan mucho estas précticas de pensar con otros.
Un abrazo y bienvenido a este espacio!
danielk
Estimado Boris:
Comparto tu sentires sobre Alfons Cornella, cuando dices: «Aunque creo que trabajan en ámbitos muy diferentes: el primero se mueve en el campo universitario y, digamos «científico». El segundo en el mundo de la empresa y la generación de propuestas emprendedoras. Personalmente me divierte y me estimula más el segundo, […].
Todavía recuerdo mi sorpresa el día que leí uno de los números de su legendaria Extanet!, donde venía desplegando un razonamiento con la mirada del mundo empresarial de ese momento y cuando se enfrentó con lo que nosotros llamaríamos una «contradicción», consecuente con su pensamiento, empezó a nombrarla como «dipolo», cosa que me hizo mucha gracia, pero fue la primera vez que leí ese término. Eso me hizo que le ganara mucho respeto, más allá de lo divertido de la situación, porque no mucha gente, sobre todo en tiempos de la primera burbuja de internet, era capaz de seguir una huella consecuentemente. Problematizar, diríamos hoy, sin dar nada por sentado.
Por otra parte, creo que es una buena idea buscar formas de intersectar mundos distintos. En muchos aspectos el mundo empresarial es más dinámico que el académico (en lo instrumental, por ejemplo). En otros lo es el mundo científico, en su capacidad de mudar de paradigmas, a veces. En definitiva, todos ellos están siendo abarcados por formas que los igualan en la infraestructura de circulación de información y conocimientos: el lenguaje digital y los dispositivos hipertextuales, son cada vez más, formas comunes o transversales a todos los campos. ¿Por qué no vincular más los contenidos y las habilidades metodológicas?
Un abrazo
Me quedé pensando en el discurso de Castells
Un discurso establece un texto para ser leido, quiero decir que no podemos hablar de discurso si solo hay «quien habla», también debe haber «quien escucha» o «quien lee» el texto del discurso.
Respecto de Castells, su presencia no es sin alguien que lo escucha y lo autoriza darle cierto lugar para bien o para mal. El reconocimiento no es de los demás que no hacen mas que estar ahi para dar consistencia a lo dicho, el reconocimiento es del discurso mismo que ubica al pequeño hombrecito en el lugar que le corresponde (prisionero de su propio decir).
Tal vez el único lugar posible que quienes escuchamos podemos darle depende de que tanto estemos habitados por la ideologia como contenido imaginario del discurso. Un imaginario que tarde o temprano caerá por su propio peso cuando ya no pueda sostenerse en el discurso.
En fin lo que intento decir es que todo lugar posible en estos pequeños hombrecitos queda reducido a una cuestión de pe$o. Parte de la verdad velada por la ideología, producto de un discurso que necesita quien lo hable para seguir comiendo en los comedores comunitarios de la sociedad pero también para aquellos hambrientos de engaños. No olviden que la comida no puede ser si no hay quien la prepare pero tampoco existe como tal si no hay quien la coma. He aqui la insoportable levedad del ser que los une.
Saludos, Sil.
Entiendo y comparto el profundo poder que vienen ganado los medios de comunicación en la contrucción / destrucción de los «lideres de opinión», «referentes sociales y políticos», «marcadores de tendencias» y demás rótulos tan «cools» por estos tiempos.
Comparto que, convertidos en una «marca» se apropian de actitudes y lenguajes más cercanos a una hábil comercialización que a un sincero testimonio de vida… sin embargo me permito dudar del «mounstruo mediático», creo que al mismo tiempo que los alimenta, los debilita; que mientras los potencia, los marchita.
Pienso, que mientras estos «personajes» se mueven en los espacios y mundillos afines a su accionar político o seudo social, adquieren adhesión y seguidores, a través del proselitismo que se espera de ellos y dentro del cual despliegan sus mayores habilidades seductoras.
Ahora cuando los medios se apropian, o tan sólo se acercan, los desnudan con tamaña habilidad (tal vez hasta ingenuamente) que no sólo terminan encerrados en sus propios corrales, sino que comenzamos a dudar, con fundamento, hasta de sus hábitos más cotidianos y los comparamos brutalmente con sus supuestas defensas de ideologías superadoras.
Son más populares (que término difícil), pero al mismo tiempo potencialmente mucho más vulnerables y desguarnecidos.
Ese dulce de la popularidad los hace desnudarse o bailar en el caño y mostarse tal como son.
Creo que los auténticos referentes actuales no visitan los medios, o lo hacen muy poco. Al menos no los míos, me considero uno más entre la muchedumbre y por ende pienso que muchos más buscan otros tipos de referentes, más idóneos en lo cotidiano o éticamente más respetados.
Es más, me alegro que NO aparezcan en televisión y que su popularidad viaje de boca en boca, pasándose data o generando «virus de referencias».
Debe estar naciendo algo nuevo y entonces ciertas escenografías sociales comienzan a derrumbarse con pasmosa contundencia.
Bienvenido sea, nos toca la recosntrucción.
Muy interesante el tema, los comentarios adjuntos y la oportunidad de pensar a partir de esto. Muchas Gracias
Un abrazo
luis
Sin duda la evaluación y la síntesis son tareas intelectuales nobles. Y, muy especialmente, si permiten ver más allá de lo dado. En este sentido creo que van las objeciones respecto a Dr. Castells. A menudo le falta un punto de riesgo y de creatividad en sus propuestas. Elemento que sí encuentro en Alfons Cornella.
Aunque creo que trabajan en ámbitos muy diferentes: el primero se mueve en el campo universitario y, digamos «científico». El segundo en el mundo de la empresa y la generación de propuestas emprendedoras. Personalmente me divierte y me estimula más el segundo, pero también es cierto que a menudo navega y cae en la inconsistencia. Indiscutiblemente, para tener una buena idea hace falta generar muchas ideas.
Sin embargo, a ambos les hago la misma crítica: el peligro de perder el anclaje con la realidad, la respiración de la pequeña vivencia, el contacto con las contradicciones del día a día. Ambos sostienen discursos abstractos que moldean lo inmediato para construir visiones, conceptos, explicaciones… ajustadas a patrones coherentes, racionales. Y la realidad no tiene por qué ser coherente o racional. ¿Quién tiene el coraje de estropear una gran idea con una pequeña realidad?
Un saludo fraterno,
Boris
Hola Boris y «Pensando sin caja»:
Gracias por visitar este espacio y dejar sus comentarios que, de paso, iluminan otro costado de este tema: ¿Es objetable trabajar «refundiendo ficheros» que otros le acercan? Creo que no. En todo caso, diría que la metodología no es objetable, sino lo que se produce con ella. Ignacio Lewkowicz, decía, en un libro al que vuelvo permanentemente (Pensar sin Estado), que el pensar de la época de la sobresaturación de información «no es como el pensar de autor tradicional, sino que supone configurar todos los pensamientos que pasan por un punto». Lo dicho. Si el esfuerzo está puesto en configurar información o documentación provista por otros (¿qué otra cosa hacemos sino los que bloggeamos?), bien merece la pena cuidar la forma y sobre todo, tratar de huir de lo obvio. Es en este aspecto que me interesa Cornella (yo me formé recibiendo su Extra-Net!), y me parece alguien absolutamente consecuente con este planteo. Estos dispositivos (o nodos), que proveen una instancia de configuración de muchos temas (como lo son las listas de discusión especializadas o el racimo de fuentes que uno tiene en su herramienta de lectura de feeds) son imprescindibles como abrevaderos cuando se quiere abordar una temática. De otra manera deberíamos hacerlo desde el llano, lo que implica tanto esfuerzo instrumental que lo hace casi imposible para los que estamos en la trinchera.
Para terminar, coincido con que la prosa de don Manuel es, por momentos tediosa. Esto suele ser la línea divisoria entre seguir o abandonar un texto. En este sentido, quiero decir me resulta particularmente atractiva la prosa de Lewkowicz.
Un abrazo!
danielk
Estimado Daniel,
Castells es, entre otras cosas, también una marca. Coincido bastante con «pensando sin caja» aunque preferiría un tono más sepia en lugar de su irritado bermellón… La capacidad de síntesis también es un valor intelectual. Admito mis flaquezas, pues nunca he terminado un libro suyo: me aburren. ¿Se puede decir lo mismo con el doble de intensidad y la mitad de páginas? Yo creo que sí. La mayoría de las veces recuerda lo obvio, pero en temas de sociología, Internet y educación abunda la tontería, los falsos profetas, los que confunden información con conocimiento o los que creen que «Internet 2.0» es una «nueva filosofía (sic)»… No decir nada realmente original tampoco viene mal de vez en cuando!
Lo de telefónica es cosa de la UOC. Nobleza (y financiación) obliga.
Por cierto, Alfons Cornella también es alguien que se dedica a sintetizar ideas que otros han tenido. Sin duda es una gran labor, pero no lo pondría con Sartre o Lacan. Esos eran gigantes y dudo que actuaran de intelectuales en You Tube, como Castells. Aunque, quién sabe, la vanidad humana es infinita…
Un abrazo,
Boris
Lo más gracioso de todo es verlo trabajando en su despacho, como si fuese un intelectual en el sentido tradicional del término, cuando lo que hace normalmente es refundir el refundido de cientos de ficheros que los becarios que generosamente le ponen telefónica, o la UOC, o la Generalitat han recopilado, analizado y refundido. Podía tener al menos la elegancia de salir comiendo una mariscada con su equipo, en vez de corriendo en solitario. Por lo demás, ese sistema de trabajo tiene enormes riesgos: sobre todo el de no decir nada realmente original, aunque se consiga vender como tal porque quienes ya lo dijeron antes no tenían la misma capacidad mediática de Castells.
Es cierto, Alvar: todos necesitamos que nos quieran y sentirnos reconocidos. Pero me pregunto si en determinados niveles, como cuando ese pensamiento moldea el de mucha gente (estamos hablando de lo que en la teoría del marketing se llama «un líder de opinión»), no es saludable una cierta asepsia para dejar que el discurso se sostenga por lo que vale, por lo que dice, y se defienda solo. Y para que el interlocutor o la audiencia tenga el terreno más libre de estímulos, para pensar. Todo el otro aditamento me suena a manipulación y me pregunto si hace falta posicionarlo para venderlo o lo que se quiere hacer es esquivar la discusión, apelando a estrategias que tienen mucho que ver con lo afectivo y poco con lo racional.
Un abrazo!
Daniel,
Buenas preguntas, y creo que se abren dos temas uno ético ¿cuánta es la influencia de las grandes marcas, multis y demás en el pensamiento científico?
el otro es más mundano pero no deja de ser interesante. ¿Qué necesitamos para ser reconocidos? o mejor aún ¿cómo quiero que me reconozcan? y ¿Para qué?
La farandulización de la persona creo que está vinculada (entre otras cosas) en este «ser reconocido» y por «cómo me reconocen».
y me pregunto si no es algo que nos toca a todos en en estos espacios en los que nos exponemos, todo el tiempo, a sabiendas de que el medio es más plástico y veloz de lo que lo fueron otros en el siglo pasado, para lo mismo: Ser Reconocidos, Leídos, apreciados u odiados.