Docentes ausentes
El jueves 4 de abril de 2006 se inauguró en la ciudad de Córdoba / Argentina una nueva edición del evento más importante que se realiza en el interior del país referido al universo las TICs y su capacidad para ser utilizadas como herramientas de formación: Córdoba Learning reunió a más de 100 disertantes representando a 11 países que expusieron sobre Calidad, Capital Intelectual, Acceso a la Educación y Capacitación.
Sin embargo, no hubo docentes participando del evento ¿Será que no fueron invitados? La organización del evento asegura haber repartido escuela por escuela más de cinco mil invitaciones en toda la provincia. Quizás la agrupación gremial UEPC, que tantas veces ha salido a la calle a reclamar por la calidad de la educación, no estaba anoticiada. O no consideró que el evento tuviera relevancia. O quizás quienes sí pensamos que tenía relevancia no hicimos suficiente promoción para que muchos docentes participaran. Yo recuerdo haber llevado folletos informativos a la seccional San Alberto de la UEPC, que es la que me corresponde. Recuerdo haber dicho, además, que íbamos a presentar una ponencia con el balance de un año de trabajo en el proyecto CICE, que es la tarea que concentra casi todas nuestras energías en la actualidad: Articular, armar acoplamientos entre la realidad de la educación local y las TICs.
O será, como dice Luis Doval en un pasaje del debate de Me fui sin avisar y regreso de improviso:
Hace años que se pretende homologar dos dispositivos tan disímles como el escolar ”organizado como tecnología para difundir la lectoescritura, las operaciones aritméticas básicas y las bases de la socialización en un entorno geográfico específico y un contexto social determinado” cuyo objetivo principal es «envasar la información» para lograr una determinada formación (el ciudadano); con otro dispositivo, (internet por ejemplo como parte de las tecnologías informáticas), estructurado para difundir información a escala planetaria y sin obstáculos. Donde esto de los «saberes socialmente aceptados» carece de validez. […] la tecnología «escuela» es casi la unica «institución» de las que constituyeron la «sociedad disciplinaria» descripta por Foucault que, aunque en estado lamentabe, aún permanece en pie y a la cual, por otra parte, es dificultoso cuestionar.[…] En el imaginario social escuela es igual a educación, dos términos que, según parece, se alejan cada vez más de manera inexorable.
En su ponencia del Córdoba Learning, el Gerente General del Portal Educ.ar, Alejandro Piscitelli, mencionó que el organismo que dirige había generado durante el 2005 una serie de 10 CDs como parte del programa nacional de alfabetización digital. El país tiene más de 800 mil docentes. Los CDs se distribuyen gratuitamente a quien los solicite. Se envían por correo al domicilio del docente o a la escuela. Algo más de 100 mil agentes los solicitaron. Anunció además que había acordado con el nuevo ministro de educación de la provincia de Córdoba, Dr. Eduardo Mundet, la realización de un plan provincial de alfabetización digital. Lo que quieren es reemplazar a los docentes por computadoras, le escuché decir a una docente, jubilada, que además enseña informática.
Anunció además, la creación del espacio Par@educar en el que Microsoft ha hecho una gran apuesta a la formación docente. Ya circulan voces por la web diciendo que la empresa se adueñó de la Educación Media en la Argentina.
El futuro les va a llegar a ellos tanto como a nosotros, me dijeron. Es cierto, pero mientras tanto ¿Qué deberíamos hacer? Porque lo cierto es que ”como señala Eduardo E. Pérez en el foro de física del espacio Par@educar, en pleno siglo 21 tenemos dificultades para que los chicos comprendan contenidos que corresponden al siglo 19. Antonio Batro y Percival Denham, en el 2000 iniciaban su libro La educación Digital señalando este problema: Si resucitáramos a un médico que practicaba la cirugía hace un siglo y lo lleváramos a un quirófano moderno, se encontraría perdido y ciertamente no podría ejercer su profesión. Por otro lado si despertáramos a un maestro que ejercía la educación también hace un siglo y lo invitáramos a una escuela de nuestro barrio, no la encontraría muy cambiada y seguramente podría dar su clase.
¿Qué alumnos estamos formando?
Dice un antiguo proverbio: Hay tres clases de personas: Los que discuten ideas, los que discuten acerca de las cosas y los que discuten acerca de las otras personas.
¿Cuál de estos tipos de personas estamos formando en nuestros alumnos? ¿Cómo los imaginamos? ¿Los estamos preparando para que puedan insertarse en el mundo real? Quizás todos tengamos visiones distintas de lo que significa el mundo real. Digámoslo de distinta manera: ¿Cómo pensamos que es el mundo hacia donde acompañamos a nuestros alumnos a lo largo del tiempo que permanecen en la escuela? ¿Qué imaginamos que podrían hacer ellos cuando salgan de aquí? Si abrimos una puerta grande para que vean el mundo, éste será enorme para ellos. Si abrimos una puerta pequeña, ése será el mundo.
UN EJEMPLO: EL IMPACTO EN LA GRÁFICA.
La Argentina, como la mayoría de los países periféricos, llegó tarde al desarrollo tecnológico. Para cuando empezaron a llegar las máquinas digitales nosotros todavía estábamos descubriendo el lenguaje multimedia. Las computadoras gráficas empezaron a poblar los escritorios y los talleres gráficos se despoblaron de especialistas. Apenas 15 años atrás, entre una idea de comunicación y un folleto impreso había: un creativo, un bocetista, un pasador, un ilustrador, un redactor, un corrector, un tipeador, un fotolitero, un armador de original, un fotógrafo gráfico, un tramador, un peliculero, un armador de astralón, un preparador, un copista, un impresor, un guillotinador y un encuadernador. Dieciocho especialidades. Hoy ese mismo recorrido lo hace un diseñador, un editor de película gráfica, un copiador, un maquinista operador de off-set y un guillotinador. Cinco nuevas especialidades que incluyen las dieciocho anteriores. Mucha gente decía: eso no va a pasar aquí. Pero las grandes empresas fabricantes de maquinaria y software inundaron (literalmente) el mercado de tecnología, e hicieron que pasara.
LA EDUCACIÓN y las TICs en Traslasierra. Solamente un botón de muestra.
Hace apenas cinco años en Traslasierra la expresión TICs no significaba nada. Solamente había un portal turístico desactivado y un proveedor de internet con una conexión satelital que tenía dieciocho clientes. Computadoras y escuelas eran términos que a nadie se le ocurría imaginar interactuando. Tampoco había teléfonos celulares, ni sistemas de envío y recepción de mensajes de texto. Hoy nos resulta normal ver teléfonos celulares con cámaras digitales incorporadas en manos de los chicos, hay tres proveedores de conectividad a Internet, las escuelas más importantes de la zona han sido equipadas con laboratorios de informática, los cibercentros proliferan como antes las cabinas telefónicas y lo normal es que tengan una gran afluencia de público.
Durante este año, el Estado argentino comprará un millón de laptops desarrolladas especialmente por un grupo de empresas nucleadas alrededor del MIT (Instituto Tecnlógico de Massachusetts) y destinadas a equipar con tecnologías la educación en los países más pobres. Argentina es el único país de habla hispana incluido en el proyecto, y con Brasil, son los únicos de Latinoamérica. Tecnología intensiva, dicen, eufemísticamente.
Muchos docentes dirán: aquí no va a pasar y otros sabemos que las empresas harán que pase, porque ya lo vivimos con la gráfica, con los teléfonos, con la TV por cable, con el correo, con los cajeros automáticos, con la banca electrónica, con los supermercados, con los CDs, con DVDs, con los containers, con los envases descartables, con las tarjetas de crédito y con tantas cosas más. Y para cuando una masa crítica de docentes comience a entender el funcionamiento de una computadora y descubra que es posible utilizarla como algo más que una máquina de escribir automatizada, Internet ya habrá dado varios saltos conceptuales: en 10 años ya dejó atrás la llamada Web 1.0 y está en pleno desarrollo de la modalidad Web 2.0.
Hoy no podemos decir que no hay TICs en Traslasierra, ni que no hay infraestructura en las escuelas. Pero falta armar acoplamientos entre esas herramientas y la educación real de nuestra zona. Ese trabajo no pueden hacerlo las empresas. Tampoco puede hacerlo el Estado. Debemos hacerlo los docentes. No por nosotros, sino para no permitir que los alumnos, que las próximas generaciones, que nuestros hijos, vean el mundo desde una ventana pequeña.
Necesitamos construir respuestas para enfrentar esta realidad. No desde la queja por el destino que nos tocó como habitantes de un país periférico. Sino para pensar, con las herramientas que tenemos, con las cartas que nos tocaron en el reparto, qué hacemos para ganarle la partida al atraso, a los prejuicios, a la indolencia, a la miseria y, sobre todo, cómo conseguimos hacer que el paso por la escuela, para nuestros alumnos sea más significativo en sus vidas, de lo que es hoy.
© Daniel I. Krichman / Mina Clavero / Mayo 14 de 2006.-