Educación, tecnologí­a y sociabilidad

(escrito con la colaboración de Franco Ingrassia)

rheingold foto 045 c palau de les 6 Educación, tecnología y sociabilidadRecientemente, un grupo de docentes, a iniciativa de uno de ellos, nos reunimos en un espacio virtual, configurando un grupo de auto aprendizaje. El objeto del llamado era aprender a generar cursos en una plataforma del tipo LMS (Learning Managements Systems), intercambiando lo que cada uno conocí­a de la operatoria de funcionamiento, con la intención de enriquecer los cursos de todos.

El llamado tuvo una convocatoria explosiva entre docentes con algún nivel de familiaridad en las prácticas tecnológicas. Tanto que el grupo alcanzó la centena de integrantes en poco más de 48 horas y siguió creciendo.

Los episodios (controvertidos, confusos, dudosamente manejados desde la perspectiva informacional) que derivaron en la extensión forzada de las vacaciones de Julio, contribuyeron también al éxito de la reunión.

La simple sumatoria de factores como tecnologí­a disponible y proximidad de hábitos no garantiza el desarrollo de un formato mediado por TICs, que pueda ayudar a masificar las ventajas de la inclusión tecnológica en la educación.

Choque cultural y perplejidad

El modelo a distancia mediado por tecnologías, mostró en aquella oportunidad una de sus mayores fortalezas como sustituto potencial de la continuidad educativa, en una situación donde el aislamiento se consideraba un factor decisivo para frenar el avance de la pandemia.

Sin embargo, la ausencia de políticas serias por parte del Estado para incluir las mediaciones tecnológicas en la educación presencial, fue determinante para que la pretendida continuidad educativa se convirtiera, en realidad, en un enorme agujero negro, que las autoridades y parte de la comunidad educativa se empeñan en silenciar.

Lo cierto es que durante el lapso de hibernación forzada, las escuelas que no contabangran format menor 204x300 Educación, tecnologí­a y sociabilidad con una práctica previa en el manejo de las TICs (la mayorí­a) tuvieron enormes dificultades para dar continuidad a sus planes curriculares. Las razones no son de extrema complejidad, sino más bien de sentido común: La mayor parte de los profesores no disponen de cuentas de mail y mucho menos los alumnos; la mayor parte de los profesores no tienen en su registro cultural la alternativa de la educación a distancia mediada por tecnologí­as; la conexión a Internet, aun habiendo crecido mucho en los últimos años, sigue siendo una posibilidad a la que accede menos del 30% de la población y no existe la costumbre generalizada de trabajar en los ciber, como sucede, por ejemplo en Perú, a partir de la experiencia que la Red Cientí­fica Peruana empezó a desarrollar en 1994; la implementación de estrategias vehiculizadas a través de los canales oficiales, como sucede actualmente con el fútbol, están limitadas al segmento socioeconómico que puede pagar el cable.

Cientos de ejemplos de intentos fallidos de apelar a la tecnologí­a salvadora parecen configurar un cuadro de tal perplejidad en la sociedad, que cuesta hablar del tema. Lo cierto es que la brecha socio-educativa creció un poco más a causa de la gripe A.

Y la nota de color tampoco faltó: las directivas oficiales indicaban que se debí­a trabajar con los libros que el ex ministro Filmus habí­a repartido con el programa Latinoamérica lee, pero esos libros nunca llegaron a las bibliotecas de las escuelas. En mi casa terminamos comprándolo en una feria de usados. Lo cierto es que a ninguno de los estrategas educativos que trajinan los pasillos virtuales del portal Educ.ar, se le ocurrió digitalizarlo y ponerlo en la Web, a disposición de todo aquel que lo necesitara.

No se cambia una metodologí­a operando un control remoto como si se tratara de ver otro canal. La relación con la tecnología instituye prácticas de uso. Esas prácticas definen modos de apropiación y aprendizaje, construyendo una subjetividad especí­fica. Desconocerlo es, cuanto menos, exhibir una ignorancia supina sobre el funcionamiento de la cultura.

Inmersión tecnológica y sociabilidad

El episodio de cómo la pandemia desarticuló la continuidad educativa, porque no pudo empalmar la presencialidad con el formato a distancia tuvo su correlato en el grupo de autoaprendizaje entre profesores tecnológicamente iniciados.

Un razonamiento de sentido común me llevó a plantear: puesto que estamos tratando de aprender a formular cursos en un entorno tecnológico y esto, para la mayor parte de los educadores, representa un obstáculo (cuando no una barrera infranqueable); en condiciones de virtualidad ¿cómo creen ustedes que es la mejor manera de ayudar al sujeto aprendiente a adquirir las habilidades tecnológicas que necesita, simultáneamente con el ofrecimiento de contenidos curriculares?

La pregunta, obviamente desplegada con mayor amplitud, generó un gran silencio y con el pasar de los dí­as solamente dos o tres comentarios en una comunidad de más de cien profesores acostumbrados a trabajar con la tecnologí­a.

Más aún. En uno de esos comentarios un profesor, de quien no se puede dudar por su honestidad intelectual, su pasión por la enseñanza o su trayectoria en el campo educativo, se preguntaba si esta cuestión no constituí­a, en un foro convocado para aprender a generar programas de capacitación mediados tecnológicamente, un off-topic, una pregunta fuera de lugar.

—¿Qué comemos hoy?
—Arroz con palitos
—Es que no sé usar los palitos (¿Me ensñará­s a usar los palitos, deberé comer con la mano o me quedaré sin comer?)

Image 300x150 Educaci�?³n, tecnolog�?­a y sociabilidad¿Qué es lo que esté pasando? ¿Qué tipo de fenómeno expresan estos hiatos de sentido, repetidos en el hacer educativo, pero identificables en muchí­simas actividades contemporáneas? ¿Cuáles son las preguntas necesarias para abrir la escena y explorarlos?

El discurso biopolí­tico del mercado en relación con la tecnologí­a (genere usted modos de vivir y los productos se venderán solos) está ayudando a ensanchar la brecha lingüística, significativa y comunicacional. Está empobreciendo la dieta cognitiva de los que no saben usar los palitos y está acelerando las competencias y capacidades de los que sí­ saben hacerlo.

Esta presión desmesurada y sin contradiscurso vuelca sus efectos en el campo de aplicación práctica: La mayor parte de las personas que se involucran con los entornos tecnológicos e intentan implementar actividades que requieren de la relación con otros, parecieran entender el vínculo en términos informáticos: estar en red es estar conectado, sólo tener acceso a través de un puerto disponible. Ahí­ están los rastros de la frustración para testimoniar el equí­voco: miles de redes sociales y blogs iniciados y abandonados, sobreviven a la deriva en el océano digital solamente porque no hay demanda sobre el espacio que ocupan.

Configurar la conexión no alcanza para construir el ví­nculo. Ese camino genera un espacio poco productivo, que la sabidurí­a popular retrata con la impronta del fracaso: no somos pocos, es que estamos sueltos.

Pensar la sociabilidad contemporánea

Allí­ donde la construcción de ví­nculos produce el entrecruzamiento entre su dimensión técnica y su dimensión social, el desarrollo de un pensamiento especí­fico de la sociabilidad contemporánea se vuelve un recurso fundamental.

La articulación—entonces— de una instancia de formación teórica en torno a las configuraciones actuales del lazo social y un territorio de operación virtual, se convierte en un interesante laboratorio de experimentación concreta del modo de composición entre pensamiento social y los dispositivos tecnológicos.

El 1º de septiembre comienza, en el Campus netAbras la preinscripción al Seminario/Taller/Virtual Sociabilidad 2.0, que será dictado por el Mg. Franco Ingrassia.

La propuesta es generar un espacio de socialización y resingularización de un conjunto de conceptos elaborados por distintas vertientes del pensamiento contemporáneo que apuntan a enriquecer la caja de herramientas con la que intentamos configurar lazos, leer situaciones sociales y diseñar intervenciones en, sobre y desde la sociabilidad que nos toca vivir.

El recorrido se propone visitar los siguientes aspectos

01. Bruno Latour y el reensamblaje de lo social.
02. Antonio Negri, Paolo Virno y el concepto de multitud.
03. Zygmunt Bauman y las conexiones en la modernidad líquida.
04. Manuel Castells y el concepto de red.
05. Ignacio Lewkowicz y la dispersión.
06. Hacia una teoría de la autoorganización.

Este seminario fue desarrollado originalmente para ser administrado en forma presencial. La transcripción al formato virtual supone el agregado de condiciones de gestión que lo hagan factible en un entorno donde el vínculo presencial está reemplazado casi totalmente por la palabra escrita y, eventualmente el sonido de la voz. Parte de la indagación temática está orientada a explorar qué construye ví­nculo entre las personas, en las condiciones actuales de sociabilidad. Resultará interesante descubrir qué tiene la virtualidad para decir en ese aspecto. Desde la perspectiva de la implementación, el entorno virtual se ha dispuesto para contener y propiciar la interacción y la construcción de conversaciones que, en esta temática, resultan particularmente enriquecedoras.

El aprendizaje, por lo tanto, estará direccionado hacia la construcción de conocimiento sobre la temática especí­fica y sobre esta capa se desplegará otra, a la manera de un meta-aprendizaje que hará eje en el hacer sociabilidad mediada por dispositivos de la llamada Web 2.0.

Adicionalmente, para aquellas personas que no tengan experiencia en la interacción mediada por TICs, se ofrecerá capacitación complementaria y soporte técnico.

Fuente de las imágenes: Blog Los Angeles Time