entretanto: Cómo se transfiere la riqueza

 

 

Escenario: Crisis (real o ficticia, poco importa)

Escenografía: los mass media se ocupan de hacer que la temperatura suba: Titulares, opinólogos, economistas, gurúes, encuestas maniqueas, charlatanes de feria y cualquier otro recurso a la mano sirve para formar opinión. (Opinión: sentimiento que se forma acerca de hechos observados superficialmente, proliferan en particular en mentes débiles y se oponen a la ciencia, que conoce las verderas razones de los fenómenos. Jacques Rancière en El maestro ignorante).

Acto 1: Una gran empresa automotriz amenaza con dejar en la calle a cientos de empleados a causa de la crisis.

Acto 2: Marcelo Longobardi dice, por sus programas de radio y de TV: Es una locura pedirle a las empresas que trabajen para perder dinero ¿Usted lo haría? ¿Pagarí­a para trabajar?… No, claro. Semejante formulación además de un absurdo es contraria al sentido de la economí­a: La riqueza proviene del trabajo.

Acto 3: Sucesivas reflexiones de este tipo tensan el clima social. Todo el mundo toma precauciones, nadie gasta más nada. La crisis empieza a mostrar su cara más real. Todo se paraliza. Nadie habla de otra cosa que no sea de prepararse para pasar el invierno (memorable metáfora acuñada por el inolvidable Alvaro Alsogaray hace tanto tiempo que ya ni me acuerdo).

Acto 4: la clase polí­tica hace sus cuentas. Estamos a pocos pasos de una elección (siempre lo estamos, desde hace 25 años se vota cada dos años).

Acto 5: el Gobernador de Salta da el puntapié inicial. Exime de impuestos a quienes se sumen al plan oficial de los autos: Usted compre que la provincia no le cobra algunos sellos y le rebaja la patente durante cinco años.

Acto 6: Al finalizar el perí­odo fiscal, pasadas las elecciones, el gobernador dirá que por culpa de la crisis, ha bajado la recaudación. Que las cuentas no le cierran y no puede pagar los sueldos de los maestros, del personal de los hospitales, de la policí­a… (pero, ha hecho todo un gesto para abonar su estrategia electoral). Pedirá auxilio al Tesoro Nacional. Tironeará un rato con los funcionarios nacionales y acabarán mandándole el dinero que le falta.

Apunte tras bambalinas: Ese dinero que le mandarán, saldrá del Tesoro Nacional. Allí­ entró gracias a los impuestos que pagamos usted y yo, que no nos compramos ningún auto, y también el señor que sí­ lo compró y se benefició con la ventajosa medida del gobierno de turno.

Colofón: Marcelo Longobardi tiene razón y él sabe, tanto como las empresas (a las que les interesa el paí­s), que ninguna de ellas puede trabajar para perder plata. Para eso están los giles, o sea: nosotros.

PD1: ¡Cuánto te extraño Tato Bores!

PD2: allí también!