Freud, sin las redes sociales, ya contestaba algunas cosas.
(…) las más de las veces son observaciones sarcásticas con que el autor de la novela pretende probar sus vastas lecturas o su superioridad intelectual. Y no siempre tendrán ustedes la impresión de que conoce aquello acerca de lo cual se pronuncia. O bien concurren ustedes para su esparcimiento a una reunión social, y no tiene por qué ser precisamente en Viena, al poco rato la conversación recae sobre el psicoanálisis. Oyen a las gentes más diversas pronunciar sus vicios, casi siempre, con el tono de una impertérrita seguridad. Por lo común, ese juicio es de menosprecio, con frecuencia un denuesto y en el mejor de los casos, una burla.
(…) aquella proscripción primera del psicoanálisis por los círculos científicos, subsiste hoy en el desprecio burlón de los profanos que escriben libros o dan conversación.
Sigmund Freud. Conferencia número 34. Esclarecimiento Aplicaciones y Orientaciones (1933)