Mil palabras y una herramienta. 2
El 27 de Junio de 1994 las tapas de Time y de Newsweek aparecieron con la foto de prontuario de O. J. Simpson, un ex jugador de fútbol americano acusado por un doble homicidio. TIME encargó al foto-ilustrador Mat Mahurin el tratamiento que presentó dicha imagen. Según los editores se oscureció el rostro de Simpson buscando dar cuenta del aumento de la tensión racial que agitaba a los EUA luego de su arresto.
Otra lectura, menos ingenua o un poco más implicada, permite preguntarse si lo que se estaba haciendo era en realidad reflejar una tensión existente o intentando exacerbarla. Ya se sabe, la lógica del capitalismo no repara en consideraciones de tipo ético cuando se trata de negocios: escándalo, miedo, agitación de fantasmas, representan aumento de las ventas.
TIME, armó la tapa poniendo la foto del personaje detrás de los títulos y consiguió, gracias a la dirección de los trazos y las graías de los caracteres tipográficos, evocar la idea de una cárcel. La imagen dice además: Simpson está preso.
El título que agrega es algo curioso: Una tragedia americana, puede tanto referirse al affaire O. J. Simpson, como al estilo americano de publicar objetividad o a la presencia mayoritaria de afroamericanos en su población… según quién lo lea. ¿Hablamos de complejidades? Creo que este es un buen ejemplo donde se combina la capacidad discursiva de una imagen claramente situada, el contexto social (su distribución, según la clasificación que hacen G. Kress y T. Van Leeuwen), el uso de herramientas 2.0 que mejoran la manufactura del mensaje, permitiendo incluir sofisticadamente típicos que apuntan al imaginario colectivo (para intervenir en la forma en cómo el mensaje se terminará de configurar en el lector-consumidor-destinatario), los intereses comerciales y políticos de las editoriales, etc.
Curiosamente (o no tanto) se deslizó una repetición del recurso, 14 años después, en medio de la campaña presidencial que Obama le viene ganando a Hillary. Lo de siempre. Acusaciones y desmentidas no logran tirar por la borda lo que el discurso, multimodalmente analizado, pone en evidencia.