Nativos Digitales, etiqueta biopolítica y gripe A
Me gustó el artículo de Diego Leal sobre el ser Nativo Digital (gracias Gabriela por el enlace!). Sobre todo porque va derecho a uno de los puntos neurálgicos de los modos informativos de estos tiempos:
poco a poco empecé a descubrir que no bastaba con afirmarlo para hacerlo cierto …]
De primera mano, durante la organización de los primeros talleres EduCamp en 2007 descubro que el asunto no era blanco y negro. Los «Nativos Digitales» a los que acudimos para apoyarnos durante el evento eran usuarios básicos de algunas herramientas tecnológicas, pero no cumplían con el estereotipo correspondiente a la etiqueta. Algunos docentes tenían una destreza tecnológica mucho mayor.
Es interesante explicitar el sesgo socioeconómico que tiene la estrategia: Nativos e Inmigrantes parece ser una manera de identificar posibles compradores, mercado cautivo y por lo tanto, una etiqueta biopolítica, no cualquier etiqueta. He tocado tangencialmente el tema hace algunas semanas, manifestando mi rechazo a permitir que estas cuestiones reacionadas con el consumo de bienes nos eclipsen los problemas de fondo que tiene la educación, cosa que tampoco se le escapa a Diego:
(Lo mismo pasa con la denominación de «sociedad del conocimiento», que de fondo se refiere a un cambio económico en donde el mayor valor se encuentra en los «trabajadores del conocimiento». La obsesión por esta expresión nos hace olvidar, rápidamente, que la mayor parte de los habitantes del planeta requieren de las mismas habilidades que hemos visto desde el inicio de nuestra historia para seguir funcionando. Cabe preguntarse si un mundo en el que todos somos «trabajadores del conocimiento» tiene sentido, o es deseable, así lo promueva X o Y persona. Lamentablemente, no suelo ver esta duda en un área tan crucial como la educación y la tecnología)
Creo que no es la única problemática con la que nos enfrentamos los educadores que queremos involucrar las TICs en los aprendizajes, pero ésta se parece bastante a la traza que tienen los estados nacionales representando a las multinacionales tecnológicas en el enfoque del desarrollo educativo: Se estimulan las apelaciones de las producciones biopolíticas y no la reflexión crítica, sabiendo (como sabe el neoliberalismo hace bastante tiempo) que cuando la generación de modos de ser ocupa toda la escena comunicativa, los productos se venden solos .
Pero necesitan desarrollar atributos pregnantes para poder identificar segmentos de interés en el mercado educativo. Ahí las etiquetas Prensky parecen tener un comportamiento similar al cócktel (virus+información emitida) de la gripe A: muchas versiones, mucha data circulando en la que se afirma todo y lo contrario de todo y poco anclaje en las lógicas racionales, poco sustento. Con el agregado particular de que algunos colegas parecen ver a través de las paredes atributos de nativos, allí donde solamente se puede observar un segmento social con acceso privilegiado al uso de las TICs, lo cual no necesariamente connota un plusvalor direccionado hacia lo educativo.
En este sentido, siempre me ha llamado la atención esta clase magistral (Actualización: el enlace ya no está disponible) del máximo promotor nacional de estas etiquetas. Es probable que mis limitaciones sensoriales me impidan ver a través de las paredes, pero lo que percibo allí es que el desafío educativo está enmascarado por la fascinación tecnológica. El speaker recorre una serie de documentos audiovisuales de divulgación tecnológica, lee fragmentos de un documento de Henry Jenkins donde se avalan sus posturas (MIT) pero no encuentro, en 50 minutos de clase magistral, una sola semilla puesta del lado de la educación.
Puede observarse que el aumento del volumen en el ruido de fondo de la audiencia, también es un dato a considerar.
Diego Leal incluye una interesante presentación que aborda la cuestión del sustento de estas denominaciones y ayuda a desmontar los fantasmas que encierran:
[…] Mark Bullen realizó una fabulosa presentación en TLT2009, en la que presentaba un argumento muy sólido frente a los mitos y realidades que se encuentran en las etiquetas «Generación Red» y «Nativos digitale». Llamó poderosamente mi atención, así que me ofrecí a traducirla:
El problema con las estrategias biopolíticas es que toda al sociedad se irradia con los mensajes que se emiten (como dice Franco Ingrassia: vas a comprar un helado y se llama «sin parar», vas a comprar zapatillas y la publicidad dice «¿hasta dónde pensás llegar hoy?»). Inclusive los sectores económicamente marginales que no tienen acceso a los productos que se enmascaran comunicando estos estilos de vida.
En la conjunción tecnologías + educación es particularmente perverso el efecto que se produce. Allí donde las tecnologías podrían constituirse en un puente que ayudara a reducir la exclusión, el manejo promocional que se hace (desde el mercado y con el Estado a la zaga), acaba generando un obstáculo significativo y agrandando la brecha lingüística. Para el que no puede apropiarse del stylelife que se propone, la posibilidad que le queda es la de agenciarse un objeto que constituya su representación, para intentar —aunque más no sea por esa vía- mitigar el peso simbólico de la exclusión.
Luego tenemos quienes se preguntan, porqué ese pibe o aquel otro no se compran un libro en lugar de un celular. O porqué no van a la escuela en lugar de abrir puertas de taxis. Es que este bioestilo de ser único, existoso, simpático, inteligente, atractivo, hiperconectado y sin fallas a la vista, ha arrasado (no tan casualmente), en los sectores con mayor capacidad de consumo, con el hábito de prestar atención al otro. Mirarse el ombligo parece haberse convertido en la única forma posible de ver el mundo.
En demasiados lugares necesitamos explicar de qué se trata la exclusión, que no es solamente no tener dinero en el bolsillo. Y la mayor parte de las veces, aquellas preguntas se contestan dándolas vuelta: ¿dónde estabas vos mientras íbamos llegando a esto?
Hola Enrique. Acepto tu enojo, pero no alcanzo a pescar cuál es la relación con estos dichos. No sé nada acerca de Diego Leal, excepto lo que opina respecto al tema sobre el que me referí en el artículo. Yo sé dónde estabas vos y vos también sabéss. No es ahí la referencia. ¿Podrías desasnarme explayándote un poco más?
Gracias por la visita y los elogios, Daniel. Respecto a las buenas o malas intenciones, no sé si lo pondría en los términos en que lo hacés, pero estoy de acuerdo con el fondo de la cuestión. Todo desarrollo tecnológico tiene un doble impacto. El costado innovativo en si mismo, que aporta a la mejora en la calidad de vida (para los usuarios ideales) y los efectos que produce su incorporación al dispositivo de consumo (para los usuarios reales). En estos tiempos, y como educador me preocupa otro aspecto además, que es la contribución que produce este último efecto a aquello que vos llamás in-socialización.
Hola, Daniel:
Artículos como el de Leal y de otros «fundamenTIClistas arrepentidos» son de una enorme chatura y por eso están plagados de obviedades y omisiones.
«Algunos docentes tenían una destreza tecnológica mucho mayor»…, por caso: nadie como el docente de TIC, sometido a este tipo de escrutinio humillante y reduccionista. Sólo este docente DEBE tener competencias acorde a su tarea.
A la pregunta «¿dónde estabas vos mientras íbamos llegando a esto?», podría responder, junto con otros que sé que están en la misma senda: haciendo. Y ese hacer nos posibilita desenmascarar estos discursos más dignos del Martín Fierro que de una educación que propicie un cambio real. Mientras tanto muchos, demasiados, siguen haciendo su negocio. Y no estoy hablando de empresas.
Un abrazo. Espero sepas comprender y aceptar mi enojo.
Enrique
Felicitaciones por tu post Daniel, es evidente que el mundo de la tecnología tiene un fuerte sesgo comercial, yo diría que las empresas fueron bien intencionadas mientras crearon productos que satisfacían las necesidades humanas, que dejaron de serlo el día que comenzaron a crearnos nuevas necesidades, porque esa situación nos condenó a la insatisfacción permanente y finalmente a la in-socialización, árido territorio donde nos encontramos y que las tecnologías lejos de acercarnos, nos seguirán alejando.
Saludos y felicitaciones nuevamente, en esta caso por la estética de tu blog.
Gracias por el aporte Franco. Creo que abre, disecciona (con la impronta Baudrillard) una afirmación que, como dice Veselka en su comentario, repetimos muchas veces sin mirar en profundidad.
Estamos en un estado en el que ya no se trata de volverse otro, sino de estar privado de toda alteridad. Esto resulta mucho más grave que volverse otro, es no tener otro.
Impecable.
Gracias Veselka por la visita y los conceptos. Está claro que el hacer docente también tiene que reconfigurarse en estos tiempos líquidos. Quizás la permeabilidad de la que hablás (creo que muchos la sufrimos también) tiene algún anclaje en la imposibilidad de comprender lo nuevo, usando herramientas y visiones viejas.
hola daniel
pongo en diálogo un punto de
Nativos Digitales, etiqueta biopolítica y gripe A con un fragmento de una conferencia de Baudrillard
Mirarse el ombligo parece haberse convertido en la única forma posible de ver el mundo
El problema es que estamos en un mundo en el que ya no hay sujetos, sólo seres individuados, pero no subjetivados, no divididos, completamente idénticos a si mismos, dotados de todo tipo de poderes (a través de la informática), pero que ya no tienen otro porque la alteridad ha desaparecido, y si desaparece la alteridad, desaparece también la subjetividad. Esto quiere decir que ya no estamos en un mundo de la alienación en el que hay el sujeto y el otro, en el que hay una dialéctica entre los dos así como había en el universo tradicional una dialéctica del sujeto y el objeto que constituye el saber, el conocimiento. Hoy día ya no se trata de alienación, pues una total ruptura nos sitúa en un mundo de la identificación en el que cada cual se vuelve idéntico a si mismo y ello hasta genéticamente, a la postre, con el clon.
Hoy, para la organización del sistema ya no se necesitan sujetos; lo que se requiere es una especie de mónadas, unas mónadas autogerenciadas, autonormadas, autocontroladas, o sea, seres que ya no son más que él mismo, iénticos a sí mismos, pero ya sin otro. Entonces, en este caso, el sujeto pierde justamente su división: ya no está dividido, ya no está alienado. Por el contrario, está en un mundo mucho más duro y es mucho peor que la alienación porque de cierta manera es la exterminación, la desposesión total: es como una desestructuración del sujeto.
Entonces, de hecho, este sujeto no se pasa a ninguna parte, no pasa al objeto en ninguna medida. No puede siquiera jugar ya a su propia desaparición. Ello ocurre en el arte y también en el caso de la filosofía del sujeto. Este sujeto ya no puede jugar a su propia muerte porque de antemano está exterminado, es decir, literalmente privado de su propia muerte.
No sé cómo explicar esto, pues es un ejercicio un tanto filosófico; digamos que la alienación es el volverse el sujeto otro, y ello es positivo, es la historia filosófica del sujeto. Estamos en un estado en el que ya no se trata de volverse otro, sino de estar privado de toda alteridad. Esto resulta mucho más grave que volverse otro, es no tener otro. En Marx, y en la tradición marxista, hay dos términos alemanes para la alienación: Verfremdung y Entfremdung (Fremd: otro, extraño). Verfremdung quiere decir «volverse otro», es la transformación en otro y significa alienación. Entfremdung significa la pérdida definitiva del otro, la distanciación del otro, y podría referirse más bien a nuestra situación, mucho más grave y catastrófica que la alienación la vieja alienación de siempre y el verdadero territorio del sujeto. El sujeto vive de la alienación, por supuesto, y aun de su propia muerte, mientras que en este nuevo estado el sujeto está privado de su división, privado de su alteridad, privado de su muerte, y justamente ese es el momento en el que ya no tiene ninguna relación con objeto alguno.
Quiero decir simplemente que en ese momento el mundo, todo lo que no es sujeto, se convierte de nuevo en una especie de fuerza inmanente. Ya no hay trascendencia del sujeto, solo hay una especie de inmanencia del mundo.
[Extracto de la conferencia «La simulación en el arte» pronunciada por Jean Baudrillard en Caracas en 1994 y posteriormente publicada en La ilusión y la desilusión estéticas. Caracas. Monte Ávila Editores. 1997]
hola daniel. hace mucho no leía algo tuyo, y sigue siendo un placer. este post me hace pensar bastante. eufemismos, o rasas mentiras son conceptos como «brecha digital» (es parcial, la brecha es ante todo cultural, social, proteínica, y otras tantas), sociedad del conocimiento, etc.. la cuestión es por qué somos permeables a estos cantos de sirena, de qué complejo mecanismo de ocultación participamos cuando los reproducimos livianamente. en cuanto a los «nativos digitales», tuve varias veces en los últimos tiempos posibilidad de compartir con adolescentes, ¿nativos por definición? y para mi sorpresa de inmigrante, me restringían a msn, me compelían a no usar pidgeon (a pesar de sus ventajas), se negaban a chatear por facebook. más allá de detalles o particularidades, me hizo pensar que esa especie de mutantes llamados nativos tenían menos capacidades migratorias. se adaptaban a esto, a este presente, pero no se adaptaban a la adaptación, virtud migratoria. no es que (¿solamente?) pretenda hacer una defensa de la migración, quiero plantear que nuevos cantos de sierena nos tentarán, ya no este.