Una mordaza para Jorge Rulli
La imagen de una teatralización: Un yuppie Cargillero maltrata al pueblo atado por las ligaduras que no cortan sus gobernantes. Tomada del sitio del GRR
Parecería que el editorial del 23 de marzo pasado, emitido desde su programa Horizonte Sur, por Radio Nacional, hubiera tocado algún límite. Seguramente con su crítica impiadosa de estos años se acercó demasiado a la trastienda donde se disimulan los vínculos que explican lo que la escena muestra.
Curiosamente fue un ex integrante del grupo Industria Nacional, de gran suceso en los años 70 y 80, devenido director de la radio quien decidió (ejecutó) el levantamiento del programa de Jorge Rulli y el Grupo de Reflexión Rural.
Este no es un espacio de tipo periodístico, aunque la sóla ocurrencia de semejante acto de censura alcanza para justificar la inclusión del suceso. Me importa, en primera instancia, dejar explícita mi solidaridad con Jorge y el GRR y repudiar la represalia solapada, además de señalar algunas cuestiones específicas, que no son menores.
Así como Ignacio Lewkowicz insistía en pensar el Estado como fuente de generación de soberanía, y desde ahí arrancaba todo análisis; nadie como Jorge Rulli ha mirado el campo desde la perspectiva de la complejidad que supone implicarlo con las múltiples dimensiones que se entretejen y lo determinan:
La situación de creciente catástrofe que vivimos, se compone de tres crisis, tres crisis que se suman e interaccionan para producir una situación cada vez más dramática. Ellas son: la crisis del Cambio Climático, la Crisis energética y la apropiación masiva de nuestros recursos naturales por parte de las Corporaciones. Nuestra supuesta dirigencia política no sabe o no quiere darse por enterada de esta situación y actúa como cómplice de las Corporaciones pero con discursos progresistas y hasta de izquierda.
En el editorial de Horizonte Sur del 23 de marzo, Rulli hace una referencia concreta a la relación directa que existe entre un sistema educativo no situado soberanamente y el impacto que esto tiene sobre la calidad de vida de los habitantes de una comunidad:
Los suelos argentinos cuando llueve, ya no tienen olor a tierra mojada, están agonizando como consecuencia de más de diez años de monocultivos y agricultura industrial, que incluyen incesantes baños de venenos; su vida bacteriana se encuentra en los niveles más bajos, la pérdida de fósforo asume caracteres de catástrofe y la materia orgánica desaparece a pasos agigantados con cada nueva cosecha y ya no se repone. Pero los ingenieros graduados por nuestras universidades han sido convenientemente preparados para disipar nuestras preocupaciones al respecto o distraernos con las cifras record de exportaciones, por otra parte fueron convencidos que el suelo es solo un sostén para la agricultura, un piso al que añadir fertilizantes según convenga… No en balde Gustavo Grobocopatel fue durante ocho años el profesor de Suelos de la FAUBA, cuando su Decano era nada menos que el profesor Vilella que ahora es el Ministro de Asuntos Agrarios de la Provincia de Buenos Aires. ¿Les dicen algo estas coincidencias?
Sobre todo en estos tiempos, en que la mayor parte de la energía del debate parece estar puesta en la discusión de si los educadores somos tecnofóbicos y deberíamos volvernos tecnofílicos, las reflexiones de Jorge parecen poner las cosas en perspectiva ¿qué educación y para qué proyecto de país? Luego pensamos el cómo.
jajaja… ¿abundan más?… Ahora que estamos en medio del conflicto del campo con el gobierno, puedo usar una metáfora agropecuaria: no te olvides que siempre se ve más verde y frondosa la huerta del vecino.
un abrazo
danielk
Tuve el placer de escuchar a Jorge Rulli en una asamblea en la esquina de mi casa (en esa época de las asambleas) Fue una bocanada de aire fresco entre tanta pelea de troskos contra troskos y vecinos que desertaban. Fue también una noche en la que cambió mi vida, pero en eso JR no tuvo nada que ver.
Sé algo sobre su historia. Admiro a los revolucionarios que se permiten evolucionar sin traicionarse. Por acá no abundan (abundan un poco más del otro lado del río).
g